La cuarenta, emblemática como ninguna, llena de sueños y canciones. Cuantos soñadores anhelan andar por esta ruta nacional. Hoy la tomamos rumbo norte saliendo desde el bolsón y más allá del puesto policial tomamos la primer entrada hacia el Mallín.
Ancho camino de ripio con su belleza particular, zona de productores de fruta
fina, Lúpulo, elaboración de queso y artesanos la naturaleza te rodea y el aire
puro cargado con una energía única te llena el cuerpo de tranquilidad y
armonía.
Hacemos el primer desvió y ponemos rumbo
a la Cascada Escondida. Lugar conocido ya por nosotros, pero el encanto
nos vuelve a atrapar. Dos kilómetros más y
la frescura del agua se hace notar en el calor del verano.
Entramos en la reserva forestal Loma Del medio y el bosque se hace más
intenso. Senderos de treaking nos llevan hacia el arroyo que del mismo nombre
de la reserva y desde ventanas naturales la magnitud de semejante belleza nos
deja atrapados en un sueño. El agua se precipita
hacia el vacío desde una altura de treinta
y cinco metros en dos saltos tallados en entre los sauces y coihues que son
testigos de tal hazaña.
Llegamos al arroyo y vemos las dos caídas desde abajo. Somos apenas unas gotas de aguas frente a semejante saltos.
El arroyo sigue su curso hacia abajo.
Aguas más tranquilas pero igual mente bellas que va formando pequeñas
cascaditas entre las piedras mientras compone un dulce canto.
Nos relajamos y disfrutamos del placer de unos mates antes de comenzar
el camino de regreso.
¿Cómo puede vivir el hombre sin poder disfrutar de estos placeres rodeados del verde, de lo natural?.
¿Cómo puede pensar que el progreso está en el cemento, en el plástico en la destrucción?
¿Cómo puede sentirse lleno si vacía su tierra para llenarla de cosas efímeras?
Podría pensar y preguntarme sobre cosas como estas todo el día mientras las risas van tomando el papel principal y el termo se va vaciando.
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